sábado, 30 de abril de 2011

LA BODA REAL ¿ES REAL?

"Una vírgen menos y un crucificado más"

A estas alturas de la vida y de la llamada ci-vi-li-za-ci-ón aún las "damas" esperan ser rescatadas por un princípe azul y casarse en una iglesia decorada, luciendo un vestido hermoso y llevando a cabo una entrada triunfal. Bien por los que creen en que tales ceremonias y derroche de hipocrecía son la representación de la felicidad. En ese trajín todos olvidan a los que sufren, los quinientos muertos del Africa, los conflictos, la amenaza nuclear y por si fuese poco se olvidan de su prójimo al que prometieron en semana santa ayudar. ¿Por qué derrochan el dinero de esa forma? si con lo que vale el vestido de la novia se podrían alimentar diez niños durante seis meses. Con lo invertido en la fiesta se podría detener la campaña iniciada por las potencias en la denominada cínicamente "guerra preventiva", las joyas su majestad podrían servirme a mí para iniciar una lucha frontal en contra de los vícios legales de este país: el cigarrillo, el alcohol y el peor de todos la resignación. Y disculpe su alteza que no asista a bodas pero le juro tan pronto estalle el escándalo y surta el divorcio allí estaré. Conforme a los hechos discrepo que haya algo que se reconozca real frente a los inusitados cambios que se dan en el cerebro humano. Por lo tanto no es tan cierto ese "hasta que la muerte los separe" mejor deberían decir "hasta que algo los separe" y por algo quiero decir "algo".