La literatura Nadaísta se ha caracterizado por ser simple, confidencial, directa y pretenciosa, su género preferido es el de la prosa inconclusa por medio del cual exhorta a pensar y a crear un orden diferente al establecido. Las esferas de la sociedad capitalista sugirieron una literatura elegante, esbelta, llena de maquillaje, gala y caviar, pero planteamos los nadaístas algo más humano, real, parádojico como la vida misma que es una trágedia pero merece ser vivida hasta la crucifixión.
Si reclaman de nosotros más cultura, más sazón al proverbio, menos verbo están equivocados, la literatura está al servicio de la barbarie, de la sociedad que sufre por la política, por la filosofía de astutos ególatras, nuestra literatura defiende la belleza, tiene la propiedad de ser adictiva como la heroína y simple como un beso, tiene la forma de una teta y la solidez de un falo erecto, es capaz de preñar las rosas (aunque los nadaístas estémos estériles). Y aunque se crea que toda nuestra vida esta por vivir y nuestra literatura por escribir, nos quedan versos para causar pánico y otros azotes.