miércoles, 26 de octubre de 2011

ESTO DE ANDAR ESPERANDO TANTO

Comité Experimental
Por: Alejandra



Quizá ustedes piensen que es normal que el proceso sea enamorarse, casarse y tener hijos; para una mujer esa es la vida que se supone correcta, y la que no siga ese patrón le queda el consuelo de una carrera exitósa, llena de azares y dudas. Yo comencé a pensar desde muy temprana edad en si la vida consistía en cuidar chinos, lavar y planchar chiros y permanecer de por vida pendiente de la cocina. La escuela fue la etapa más bonita, ya el colegio no tanto, la vida adulta es difícil. A veces le doy la razón a los que dicen que las situaciones una misma se las busca, eso de dejarse enamorar, de endulzar el oído pensando que para alguien eres única, y el comercio se ufana con cada festejo y a la par cada mujer aturdida, ilusionada, hipnotizada por el dizque amor y la media naranja, cae una noche, una tarde, un día temprano y las hormonas le juegan una mala pasada y queda embarazada para ella sola.

Son nueve meses aproximadamente en que te pasas pensando, deshojando margaritas conociendo la respuesta que te has ganado, viendo como tu vientre crece, tu piel se estira formando estrías, tus pechos crecen y la belleza se te deforma y aún las opiniones ajenas dicen que eres preciosa, para colmo coincide con las fiestas de mamá y te atormentan con adulaciones, te preguntan por el nombre que vas a colocarle, por la ropa, por la cama, por la profesión y te aconsejan caminar, respirar, dormir de un lado y otro pero esos nunca ven tus pies hichados, el dolor de cabeza y espalda, la depresión, y el volumen de tu abdomen que aturde cualquier moda.

Mientras el bendito macho anda por allí como si nada con la facha de siempre, endulzandole el oído a una, prometiéndo dieta con gallina de su pueblo, cantándole a su heredero/a canciones de cuna y escogiéndo el nombre de la criatura sin permiso. Y la duda de una es si el muy machito ya andará buscando curvas en otro lado, y mientras la economía no sea problema el dolor bajo en la espalda, las naúseas, los mareos y ahogos, el insomnio y la sed son soportables.

Contando los días, asustada por el parto, el próximo control y el movimiento del bebé, y pensando en qué heredará de una; la alimentación, los ejercicios y los preparativos en orden. Entonces sueñas que el día ha llegado y por lo menos después del dolor, las contracciones y la vergüenza porque el Médico Joven fue el que atendió el parto te das cuenta que a pesar de que eres un caso más esto de traer hijos al mundo es tan natural. Miras a tu hijo y parece que esto de esperar tanto, trajo al fin un fruto que te ha de colmar de felicidad como de sufrimiento y acaso ¿no es eso en lo que consiste la vida?.