domingo, 30 de octubre de 2011

A LA DESESPERADA

Comité Experimental



¿Qué yo estoy loco? No creo. Miré usted al hombrecito que trabaja cincuenta años, que luego reclama pensión, que tiene ya a esa edad problemas para orinar, que ni lleva cuentas de lo que hizo ni lo que dejó de hacer. Por lo menos yo puedo decirle que por mi forma de ser y de vestir me persiguieron los de la ley ociosos pero juiciosos, no amé a ninguna mujer porque fueron las mujeres las que se enamoraron de mí, toleré la vida mejor que ninguno, y no hicé por ser rico previendo que algún día nadie merecería mi fortuna. Eso sí falsifiqué documentos, me alegro, porque le dí paso libre a los sueños de muchos, les dí alas para llamarse y ser quienes ellos quisieran. No tengo una pensión, ni seguridad social, ni prontuario delictivo, ni contemplo irme a dormir, el milagrito consiste en ir de frente ¿pues ahora quién es el loco?.

Aunque ni siquiera sé manejar un auto he ido hasta donde me cansó de andar, he preferido amar lo que conquisto  a mi manera; lo que me sirvió de saber leer es que descubrí que hay gente más ignorante que yo que también sabe escribir, miré la televisión y miré la vida: cosas parecidas. Admiro a Ghandi porque hizo mucho con poco, eso es un administrador, yo espero hacer poco con menos. Adoro la vida, la libertad, y si me encierran no van a lograr apartarme de esta realidad.

Si para que un niño tenga un cuaderno deben tumbar diez árboles mejor el árbol que el niño, si para que se alimenten diez niños deben matar cien gallinas, mejor las gallinas, hay que preferir lo simple. A usted, a mí, de seguro nos hicieron creer que el humano es el rey de la creación. Esto se está complicando, más autos, más polución, más gente, menos mundo. Para yo tener zapatos mataron dos vacas, para tener abrigo dos ovejas, y si la religión viene con el dicho que hay que rezarle a todo lo que por uno se sacrifica pues me iré a rezar por las vacas y las ovejas.