sábado, 24 de diciembre de 2011

POLVORA

Por V.



Hoy es, ¿ó no será? nacerá y los niños no entienden por qué la noche es diferente, por qué deben aguardar hasta media noche, por qué en los dibujos hay renos y un viejo obeso, por qué hay nieve, y la comida es especial, las luces de otro color, el árbol ocupando el espacio y por todos lados deseos de unión y felicidad. Un amigo escribió esto:

"Alguna vez la navidad me correspondió pasarla en la ciudad, estaba en el restaurante degustando una cena con privilegios de ser el invitado de honor, había pavo, champagne, pasabocas y música cálida, solo que divisé por la ventana al hombre que cuidaba los autos, estaba sentado en la acera junto a su perro y se defendía del frío con la misma franela con que limpiaba los autos. Me disculpé de mis amigos tomé del buffet algo de comida y se la fuí a ofrecer al hombre y a su perro y no solo eso, sino que me senté junto a ellos para compartir un momento. Desde luego quienes me descubrieron en el restaurante reprocharon mi actitud..."

A veces nuestros deseos se queman como la pólvora, a veces lamentamos no estar cerca de quienes queremos, a veces olvidamos cual es nuestro sitio, envidiamos a los que festejan, a los que se precian de gastar demasiado dinero, a los que estrenan, a los que al parecer se les da la vida mejor que a nosotros. Quizá olvidemos ver más abajo. Ojalá este nacimiento fuese la excusa perfecta para que en nosotros nazca una nueva forma de ver el mundo, preocuparnos por sentir más, dejar a un lado el egoísmo y el rencor y entregarnos a la tarea de encontrar nuestra estrella guía.