lunes, 9 de enero de 2012

YO EL BORRACHO

Por: Aynar
La resistencia intelectual pacífista



Me extrapola al vacío de la cama como si fuese un muñeco relleno de paja, eso sí se le dificulta aflojar la hebilla de la correa y aún desabotonar la camisa, la corbata se le ha convertido en un nudo ciego y  se castiga jalándose las mechas y recriminandose ser tan buena (persona). 

Y en el forcejeo perdió la noción del equilibrio y se suelta impávida y puede sentir mi pecho en el suyo y para dicha mía de su brassier se ha escapado uno de sus pechos que cuelga y cuelga como una campana y finjo ser libre para acariciar con mi lengua inquieta hasta que ella lanza al aire un susurro de placer y entiendo que esta excitada pero en mi cuerpo nada obedece a otra cosa que no sea el alcohol.

Entonces ella me toma y se cobija con mi cuerpo ilusionada al tenerme sometido como no sea con s-e-x-o y se alivia las entrañas frotándose contra mí y quizá surtiendo en su mente algún destello que le produzca un orgasmo tímido sin forzarse, sin el temor de la preñez ni de la furia y de la incontinencia, ni de pertenecerme a mí para siempre.