domingo, 25 de marzo de 2012

EN LAS FILAS

Por V.




Seré de suerte al hallarme de nuevo vigente en este trabajo de hacer filas, tener paciencia y cobrar la comisión, estoy en un Banco y el vigilante me pregunta por si tengo cuenta en dicho Banco, resulta que los privilegiados que poseen cuenta hacen la fila más corta y el resto a la fila más larga, y como todo es un caos financiero, sumándole la estricta vigilancia de las cámaras, la mirada sospechosa del vigilante, el calor sofocante y el encierro y de paso la inseguridad respecto a la transacción ¿será que el formato está bien diligenciado?, ¿será que reciben aquí estos pagos?, ¿será que este billete es falso?, ¿será...? opto por tratar de pensar en algo diferente, pero cruza la idea siniestra de la posibilidad de asaltar el Banco: el vigilante es un venerable anciano, las cámaras parpadean, y los funcionarios son unas enclenques figuritas detrás de unos vidrios blindados, y será que tanto ver películas del western ha supuesto pensar que es fácil y de repente siento un pálpito en medio de la costilla derecha y miró frente a mi a la misma Gerente del Banco que resulta ser nada menos y nada más que una compañerita de la universidad y que por la amistad me retira de la fila y me pide le entregue todos los papeles y se los entrega al cajero con el lema "para ya, es tarde" y mientras me invita a su oficina suplicándome le cuente mi vida para distraerse de ese clima laboral intenso... vaya, vaya, me digo mientras salgo del Banco con lástima por los que se quedan haciéndo la fila pensando en perjudicar al Banco ó insultar al Cajero lento que les ha tocado, mientras yo estoy pensando en sacar una cuenta bancaria con el beneplácito de la Gerente del Banco.