viernes, 27 de julio de 2012

CRONICA DEL YAGE EN EL PUTUMAYO 12 DE 15

Por Carlos Alvárez



Me doy vuelta y descubro a dos mujeres gringas que tratan de comunicarse conmigo en su dialecto, pero apenas en mi escaso inglés entiendo la palabra water ofrezco a las jóvenes una de mis botellas de agua de la provisión que me atreví a cargar en mi maletín porque he sabido que el agua por estos territorios no es tratada quizá tampoco sea potable, las mujeres me agradecen e intentan que les reciba un billete de un dólar pero me niego cito este encuentro por lo que ocurrirá luego en pleno rito de toma de la bebida del Yagé. Cae la noche y entre las sombras de repente aparece un señor con corona de plumas y en cuyo cuello reposan una docena de collares y en los dedos de las manos anillos, a pesar de su avanzada edad marcada por las arrugas en su rostro tiene un semblante de niño, sus prendas de vestir arrojan un olor a canela mezclada con alcohol ó alcanfor, atrae una cabellera perfecta y su dentadura que brilla, el hombre busca a don Pastor y cruza unas palabras, luego se retira hacia un lugar apartado de la casa donde accede por una puerta casi que secreta en un rincón. Me afano a colocarme a lado de don Pastor para preguntarle por el personaje aquel y me conmueve al decir que se trata del mismo que nos guiará en la toma del Yagé, ese señor se llama Gabriel.