martes, 16 de octubre de 2012

EL HABITO QUE NO HACE DAÑO

Por: Víctoria Carvajal_ Cada día vemos como aparecen nuevas formas para atentar contra la divinidad del cuerpo, la juventud busca perfección, esbeltez, ídolatra la versión de lo "viejo" y desecha lo usado, como si de basura nunca nos fuesemos a llenar. Pocos son los que dejan el egoísmo a un lado y se preocupan por los demás; menos los que procuran sacar beneficios y descartar compartirlos, la proeza del mundo es salvarse de tanta ambición, de tanta contaminación, de tanta persona que se encuentra equivocada, perdida, hipnotizada por aquellos que algunos se atreven a llamar civilización. El hambre convierte en asesino al humano, entre más hambre más víctimas, caemos de rodillas para recoger un billete pero no para demostrar nuestra fe, engullimos comida y parece que no valoramos lo que tenemos dispuesto en la mesa, quién desprecie algo hoy quizá mañana lo eche de menos. La vida parece un vicio más que consiste en comer, beber y vestirse al antojo de modas extrañas, sin embargo no se acostumbra a orar, a comunicarnos con nosotros mísmos y con nuestro creador, ¿por qué? si es el único vicio elemental que no hace daño y sin embargo preferimos el licor, el cigarrillo, la T.V....etc.