Por: Punto Límite Cero (PLC)
Un viejecito me dijo un día que se arrepentía.
¡viejo güevón! le dije yo, porque aunque la naturaleza me dió fue instinto en vez de cerebro, yo sé que la vida te ofrece para lo que no te alcanza, a los noventa de seguro viene a insinuarse una de veinte, lo más de físico el mito de los orgasmos ó no orgasmos que ni casándose salen... A vos viejito te mata no los años sino la culpa de no hacer ya lo que bien pudiste disfrutar; de verdad te digo si te dan el chance de vivir; vivíla, vivíla, vivíla hasta que te canses, al final de nosotros va a quedar un lápida, y nadie va a quedar enterrado con oro, ni piedras preciosas, menos con viejas.
Yo ando por las alturas para cuando aterrice decir que allá arriba estaba bien pero que mejor está acá, hay el riesgo de que viva y que suceda que la vida se me escape en una sobredósis ó en una embolia pulmonar, y cuando me dieron el diagnóstico fatal fue alegría: había que aprovechar el tiempo y sobre todo hasta el último momento vivir, vivir y vivir.