Por María Alejandra Erazo
La abnegada mujer que tiene muchos sueños y quiere ser apreciada por lo que es; la mujer que da vida y sentido a la existencia, la mujer que a pesar del sufrimiento sigue adelante y a pesar de las circunstancias se sobrepone a el qué dirán, aún se olvida que en el mundo en países se ve con desprecio a la mujer, se le prohíbe conducir un auto, se le impide votar, se le somete a taparse la cara, se le encierra en una casa, se le condena al maltrato, todo es producto exclusivo de la religión que culpa a la mujer de haber caído en tentación, de ser la que condeno al destierro del paraíso.
Es triste pensar que el machismo comience por pensar que hay seres superiores e inferiores, que hay débiles y fuertes. Que el trabajo de la mujer no sea reconocido con un salario justo y que sea en la industria pornográfica donde se le reconozca una mejor retribución, siendo que se le "usa" y se exhibe como mercancía. Y es que se habla de la tendencia generacional a que las mujeres sean las que compran más, las que contaminan más, las que mal educan a sus hijos y las que reclaman más. Pero con razón si el mundo se desbarata de adentro hacia afuera y el auge de las in -culturas sociales hace que las nuevas generaciones se condenen a repetir la historia una y otra vez, y al parecer la historia no se aprende, solo se olvida.