jueves, 19 de junio de 2014

Amuletos

Por Antonio Carvajal

Los he visto amarrados en sitios prohibidos.

El sicario que mata, como la Trabajadora Sexual que vela, o el Sepulturero que cava o el Maestro de Escuela, la anciana que teme su hora y la misma muerte que disfraza de calavera, todos usan algún amuleto, un rosario, un escapulario, un tatuaje, una pata de conejo, una moneda, algún rudimento o símbolo. La imagen los consume se hallan protegidos y vuelven a creer, siendo que su confianza se halla en el porte, más no en el sentido milagroso del objeto, se nace sin nada, y sin nada se parte, la bruma inconclusa de los desconocido, la consciencia indispuesta y el ánimo bajo al descubrir el sentido de todo, yo digo que sirve más la oración con devoción en cualquier parte, con o sin imagen, más la presencia de Dios en todas partes está.