jueves, 23 de junio de 2016

lunes, 18 de enero de 2016

Nos debatimos entre bufones y soplamocos

Por MaLejA

Para César y Gonzalo mis muertos preferidos.

Un 18 de enero de 1931 nacía en Andes Gonzalo Arango, son ya 85 años, quisiera en su homenaje decir y lidiar con la causa de lo que este hombrecito hizo, pero revoco mi derecho a inventar milagros, Gonzalo tanto como un empleado público no hizo nada, la diferencia es que al empleado público le pagan y Gonzalo ni siquiera tenía dinero para comprar los diarios donde él mismo publicaba.

Pero la nada, el vacío o el infinito recibió su más fiel querubín todo vestido de negro, con las uñas mugrientas y la melena al viento. Usurpando el derecho al libre pensamiento y obsequioso verso, fue hasta la Sultana del Valle para fundar en las barbas de los intelectuales de época su movimiento y no contento con ello volvió una y otra vez para en palabras del gigoló de los dioses Luis Ernesto Valencia " a hablarles de Nadaísmo y dejarnos azules".

Y apenas nos vamos enterando de que pese a su tranquila voz, baja estatura y penetrante mirada ardía en su intelecto un infierno que convidaba al paraíso y a comerse otra vez el fruto prohibido con culebra y todo.

Celebramos hoy otro cumpleaños del profeta, del hombre que puso de moda el manifiesto y del ser que grito desde el atrio de una silla de parque ¡Yo soy Dios, huid de mí! y salió volando.

Aleyda dice...
Yo leo el Manifiesto Nadaísta cuando estoy triste, o cuando estoy feliz o cuando siento desazón o cuando no tengo con quién hablar, es una tranquilidad saber que intentarlo vale tanto como poderlo hacer...

Charlie dice...
Yo un día quise escribir como Gonzalo pero el verso me salio torcido, pensé entonces que para escribir como un nadaísta primero habría que deshacerse de todo...

César decía...
Un día en una pelea me apagaron un faro (un ojo) como a Gonzalo Arango en su historia de "Cali aparta de mí este cáliz" solo así pude reconocer la nada...

El Tapita dice...
El Nadaísmo es la excusa perfecta para no emprender nada y jugarlo todo...

Yania dice...
 Yo creía que los que leían sobre Nadaísmo estaban enfermos, bueno, ahora lo sé, los que no leen Nadaísmo si están enfermos...

Emilio dice...
Un día una turba de ciudadanos atrapo a un chico que se había robado un libro, ellos creyeron que golpeando al chico esté iba luego a recapacitar, yo envestido de autoridad rescaté al chico de entre la multitud y le condené a leerse el libro que había robado en voz alta mientras yo le escuchaba... hasta hace algunos años que vengo a caer en cuenta que era un libro de Gonzalo Arango llamado "Fuego en el altar"...