viernes, 5 de septiembre de 2014

El último ser

Por Sahid Yepes

Ocurrió ese triste final que todos temían y entonces solo quedo una cucaracha y viéndose sola en esto pensó:

El mundo fue poca cosa para mí, yo fui insignificante para el mundo. La vida es una sensación, morir no es tan malo después de todo cuando se nace se comienza a suspirar y anhelar lo imposible: la inmortalidad. Pero vivir por siempre también puede que sea aburrido, el final es conveniente en todas sus expresiones, debería preciar cuanto tuve y cuanto fui, pero ahora esto no vale nada porque no hay ya nadie a quien decírselo, primero muere el ego, después el yo.