Somos nodos solitarios, nuestra felicidad esta en quitarle a los ricos ese orgullo que nos les deja ser generosos con los demás 3

Emilio Súarez

No hay ningún paraíso, ni prometido ni del que hayamos salido.

El confín ceremonial es mentira.

No hay género, solo naturaleza que quiere reproducirse, contagiarse como enfermedad.

Yo solo conozco el dolor de estómago,

No hay tiempo ni amor.

No confíen, a la vuelta de la esquina está el traidor.

No es raro que a quién engaña le engañen.

No es tampoco raro que quien nazca muera.

Dejen de decir que es milagro, acá todo es simple y nosotros lo complicamos o si no viene la muerte y lo hace nada.

Dejen de comerse las gallinas, las vacas y los cerdos, comiencen comiéndose ustedes.

Somos nodos solitarios, nuestra felicidad esta en quitarle a los ricos ese orgullo que nos les deja ser generosos con los demás 2

Por Emilio Súarez

Odiamos la etiqueta y el buen vestir.

Nos empalagamos de la mierda que significa la buena intención.

Tanta amargura y gente con el ceño fruncido por la realidad.

Tanto dinero y los coleccionistas guardando, coleccionen sus penas, liberen y serán liberados.

No tengan miedo de la eventualidad.

No hagan lo que hacen los demás.

ellos solo están equivocados, el camino correcto es para el otro lado.

No hay posesión hay solo temporalidad.

Dejen de sindicar nosotros somos peligrosos, fríos, pensamos siempre en el fin, este o el de enseguida.

Somos nodos solitarios que odiamos al rebaño, nuestra felicidad esta en quitarle a los ricos ese orgullo que no les permite ser generosos con los demás 1

Por Emilio Súarez

Vaciamos muchas arcas solo de oro, lo más valioso es el conocimiento.

Pero los ricos nos dijeron que con oro se puede comprar hasta la virginidad.

Nos prometimos estar tranquilos pero no lo logramos.

Dudamos de todo y en la incertidumbre mundana vimos que el sistema no atacaba con demenciales ideas sino de suicidio de matrimonio eterno.

Buscamos la soledad para labrar nuestros escritos, hasta allá llegaron mujeres desnudas que pretendieron dañar nuestro trazo.

Somos artistas pero no maricas, Aunque pensando bien los maricas son los más sabios.

Fuimos señalados de ser rebeldes, altaneros, dependientes, sin lucro, sin favor, solo volteando nuestras sillas y muriendo en completa inanición.

Solo teníamos hambre por saber más, el resto es parsimonia y oscuro placer. 

Una alcancía virgen y una pobre mujer llena, a la luz de la consciencia solo las mujeres son capaces de odiar

Emilio Súarez "El Cabo"

¡Para mi vida preciso ser libre de dolor!

No hicimos buenos por una terrible sensación de que el karma actuaba.

Comenzamos a regalar lo que nos sobraba.

Y consolábamos a las mujeres insatisfechas con sus esposos.

Y pagábamos los impuesto a tiempo.

En el fondo solo pudimos odiar a las cosas por atarnos a ellas.

Fuimos prósperos mientras nos duro la vida y luego nos unimos a la locura y desaparecimos de este plano ya no acogíamos como cierta la realidad. 

Teníamos que volver a nacer, pero primero había que morir.

El francotirador del cielo no puede ser un señor tan serio, apunta y no dispara solo se pone a espiar

Emilio Suárez "el Cabo"


¿A qué horas nos hicimos buenos?


- Padre, perdóname porque he pecado...

Se oyen risas en el trasfondo, aparece el Charlie con los 

cachetes rojos, a cumplir su penitencia...

El César se inventa los pecados, y dice por fin al Padre:

"Es pecado el coito sin matrimonio"

Y el Padre dice que "si"

Se ahorra la explicación.

La putita llega cumplida y en su facha de niña buena, le 

hemos estado espiando hace días, se ha salvado de 

nosotros.

Cuando se acaba de confesar le interceptamos, se niega al 

principio a hablar de su otra vida, como si se tratase de 

otra persona distinta que no sabe qué hace la otra persona.

Le contratamos a precio de celibato, es muy propia en el 

oficio y además de la satisfacción deja las ganas 

para otra ocasión.  

Pernoctamos en la dicha de tenerlo todo, comida, un techo, amor comprado y a pesar de eso no nos sentimos llenos

Emilio Suárez "el Cabo"

Disfrutamos cada momento como si fuese el último.

A la una de la mañana llega el César con un alboroto.

Una chica empieza a lamer la palma de mi pie, me provoca 

cosquillas.

Yo tengo sueño y no ganas de sexo.

El César esta vomitando hasta lo que no se ha comido.

Enciendo la televisión, no tengo ganas de nada, miro a 

las mujeres desnudas y no me provocan placer sino lastima, 

se pasean por cada habitación, deben haber hallado algo 

para robar o algo de comer.

Ya amanece, el César me ilustra sobre las virtudes de cada 

mujer que desfila en traje de Eva, unas están ebrias, las 

otras drogadas.

Esta vida no durará para siempre. 

El enemigo yace en uno mismo, el miedo solo es una oportunidad disfrazada, lo que el primer disparo sugiere

Emilio Súarez "El Cabo"

Hemos visto la realidad, y no nos pareció, moriremos.

Es una emboscada y no propiamente de amor.

César espía por la ventana, señala con los dedos indicando diez, aprisa marco el teléfono de un amigo y a una señal le advierto que estamos en problemas, cuelgo cuando la línea telefónica se suspende. No sé lo que me pasa tantas veces en combate y ahora siento un frío subir por la espalda, trato de respirar, el César examina si hay luz, no hay, el silencio es cómplice y la idea es arrastrarnos hasta afuera y tratar de salir por atrás, sin ruido lo hacemos cuando la puerta es atacada con violencia y afanamos, una retahíla de luces comienzan a verse y de pronto un fogonazo, el frío en mi espalda se convierte en calor, en fiebre, César salta el muro y yo soy incapaz, creo ser capaz de ganar el techo pero mi amigo desde el otro lado me afana, apoyado en un madero logro esquivar el muro y solo a unas cuadras recupero el aliento y alcanzo a comprender que no era nuestra hora. 

En la balanza es o morir o matar, igualar la justicia a su justa proporción, ni muy buenos ni muy malos, la Ley del mínimo esfuerzo

Emilio Súarez "El Cabo"

El crimen perfecto sucede primero en el cerebro.

El César elogia su capacidad de pelear, pero esta vez le han dejado con la nariz que parece un tomate, él se ha desquitado con el otro hincando la hebilla de su correa sobre sus pómulos, quizá quede desfigurado. Una chica luego le aplica agua oxigenada sobre las heridas, al rato nos da alcance el contrincante acompañado de un Policía que nos exige acompañarle a la estación, el contrincante tampoco es que se libre de la acusación; en el trayecto convencen al Policía para volver a revivir la pelea y que salga un ganador, rodeamos a los adversarios y les animamos al duelo, el César lanza el primer golpe al aire y el contrincante aprovecha y le ataca las costillas a golpes, el César a penas toma aire para recuperarse, su segundo golpe a la quijada y el contrincante escupe un diente, la gente se aglomera, mientras la función sigue la vamos aprovechando y desocupando a la gente de sus pertenencias. La pelea termina con nuestra fuga, hasta los luchadores corren y nos encontramos luego para distribuir el botín.  

¿Quién devolverá lo que nos robaron las matemáticas? la Ley de los segundos perdidos

Emilio Súarez "El Cabo"

No cosecha quien no siembra.

Alexis.- No podemos seguir apostando y perdiendo lo que antes ya era nuestro, no hacemos prácticamente nada así...

César: Es la Ley de las probabilidades y luego las matemáticas las que nos ayudan, allí la teoría no sirve de tanto...

Alexis.- Eres consciente de que además de dinero estamos perdiendo tiempo...

César: Esta bien vamos a apostar a una partida de ajedrez...

César se expone a jugar contra un adversario digno pero no más comienzan a mover las piezas del tablero Alexis precisa que perdieron el resto, a una jugada el César no soporta más y voltea el tablero y patea las fichas, tira el dinero y se marcha.

César: Ese juego es una farsa, como un caballo puede moverse por donde le de la gana...

Alexis.- Es como nosotros que podemos ir a donde nos plazca...

Cada ser es un milagro en la proporción de que cambiará algo de la realidad, el paso de la vida a la muerte en un segundo

Emilio Súarez "El Cabo"

Yo no predico, aplico.

Tapita.- Uno aspira muy alto para decepcionarse...

César: Y se cree uno muy importante cuando solo es de lo mismo que el mundo lleno esta, caldo de huevo...

Charlie._ La vida no hace tanta diferencia, ya en el hospital a los Médicos y Enfermeras les da lo mismo que sea la nueva criatura un niño o niña, todos se quedan viéndole con compasión y por dentro diciendo ¡pobre criatura! el mundo al que vino a parar...

Tapita.- La vida casi que no hace diferencia pero la muerte sucede aprisa...

César: Espero que cuando muera tampoco los Médicos y Enfermeras se pongan en el plan de mirarme y tener compasión por mí.

Alejar el trasero del suelo y mirar más allá. El juego de los sentidos, la paciencia y el deseo

Emilio Súarez "El Cabo"

No hay verdad en vida.

Charlie._ Mi contrincante era bajito y pensé podía ganarle hasta que me dio un golpe entre las piernas, creo me desmayé...

César: Flojo y todo, no tuviste un golpe certero se miraba que el tipo era un boxeador....

Tapita.- Pero golpeaba muy suave, yo creo que el tipo es medio amanerado....

Charlie._ Claro como con ustedes no fue la cosa, yo trataba de alejar mi trasero del suelo y quitarme el sudor que nublaba mi mirada...

César: Todo se nos va muriendo poco a poco hasta el deseo, debiste mejor atacarlo a besos...

Charlie._ Si eres burro, persistí en mi plan de la paciencia y termino cansado... allí aproveche yo y le robé el sombrerito y un poco de cabello...

Tapita.- Cosa que no resulto porque el sombrero es barato y el cabello solo era su peluquin...

César: Al menos peleando se aprende algo...

¿Y la fiesta esta en casa?, el dilema fundamental, Don Quijote cuando murió cuerdo ¿lamento sus aventuras?

Emilio Suárez "El Cabo"

No todo es dinero también es tiempo.

CESAR._ La fiesta debe continuar, no hay tanta miseria en el mundo, hoy por ejemplo no hay tantos muertos...

CHARLIE: La fiesta solo es devoción por un deseo de figurar, causar envidia y malestar, una guerra de roles...

TAPITA.- Hay que ver que quienes se embriagan parecen felices, pero en el fondo solo es que afloran sus deseos más reprimidos ¡pobres! cuando pase el efecto del licor se sentirán peor...

CESAR._ Esa locura que disfruto el gran Hidalgo de la Mancha apodado Quijote de ir por el mundo llevando aventura, un mundo hosco y aburrido...

CHARLIE: Y saber que no estaba tan loco, me gusta esa parte en que confunde a las rameras con princesas y reinas, es ideal hoy para no hacer mayor distinción...

TAPITA.- Entonces el caballero murió feliz por haber hecho de la trama de su vida la fantasía que en realidad es, haber amado, confiado, y salvado, eso cualquiera no lo hace, es el desafío a lo normal...

CESAR._ Ya estos tipos se pasaron de la raya, volquemos el pastel y las copas de vino ¡a bailar!

El arte como redención, qué pasa con los que no explotan su potencial, elijo una pluma y no una espada

Emilio Suaréz "El cabo"

Siempre habrá algo mejor.

Aullé como el típico lobo solitario que era y en mi vida solo el papel y el lápiz eran baratos. A pesar de haber sido capacitado en el manejo de explosivos tiré todo al canasto y elegí la vida civil, en donde miles de corazones explotaba en el desamor cada día, me hice escritor por imitar a los felices juglares que hacían sus garabatos en las paredes. También elegí la pluma a la espada para no volverme un violento, desarmar un explosivo es tan difícil como convencer a un violento que no cometa el crimen. Todo puede salir mal y hay que desconfiar, en el arte también es así, nunca hallarse confiado con el resultado.    

El horror de la guerra mediática, los ricos creen tener siempre la razón y los pobres ponen los muertos

Emilio Suaréz "El cabo"


En la guerra no hay casualidad.

- ¿Tienes algo de comer? - dijo coqueta
- Yo - y sonrío como si esa fuera la respuesta.
Esa noche la llevé a la cama y pequé en decirle que le había amado en silencio todo ese tiempo, me noté frágil y ella se aprovecho de esa circunstancia para no verme más.

Mientras los demás aseguraban el área yo movía con cuidado hojas y ramas de encima del explosivo, no me explicaba como es que el mecanismo eléctrico estaba intacto a pesar de las últimas lluvias, no había óxido y eso suponía que el enemigo no estaba tan lejos. Me deshice de todo lo metálico que tenía, y a una señal ordene a todos alejarse, con un cordel sujete el cable fuerte y comencé a rotar el carrete del hilo, conté veinte metros y jalé el cable, una brisa surgió después del estallido que fue ahogado por el barro circundante.

Cuando regresé mi Mayor me tenía de regalo una chocolatina Jet.