Emilio Súarez
No hay ningún paraíso, ni prometido ni del que hayamos salido.
El confín ceremonial es mentira.
No hay género, solo naturaleza que quiere reproducirse, contagiarse como enfermedad.
Yo solo conozco el dolor de estómago,
No hay tiempo ni amor.
No confíen, a la vuelta de la esquina está el traidor.
No es raro que a quién engaña le engañen.
No es tampoco raro que quien nazca muera.
Dejen de decir que es milagro, acá todo es simple y nosotros lo complicamos o si no viene la muerte y lo hace nada.
Dejen de comerse las gallinas, las vacas y los cerdos, comiencen comiéndose ustedes.