Una mujer puede comenzar la pelea,
como Helena armar la de Troya,
si la ambición es eso pecador soy,
guerrero escondido en caballo,
disfraz fiero de la pasión por matar,
da lo mismo entonces ¿amar que matar?.
Y el sexo trama de hormonales cuerpos
dispuestos a duplicarse y caer
en la tentación de ofender al mundo
con una mala educación de la prole
ya no son soñadores son manipuladores
con la misma cara de Odiseo cuando viejo.