sábado, 25 de junio de 2011

EL PRESTAMISTA COSECHA TIEMPO

Qué vicio el de mi abuelo y el mío el de prestar dinero pero como castigo la vida nos hizo perder además del dinero a los amigos. En mi caso trabajé para un fondo de préstamos combinando la tarea de tesorero con la de cobrador pero me encontré con una serie de aduladores magistrales a la hora de pedir prestado, pero también una gama de mentirosos a la hora de pagar. 

Las disculpas para evitar el cobro iban desde el simple olvido hasta la fatal muerte o enfermedad de algún ser querido. Como a estas instancias se trataba de dinero ajeno mi deber era cobrar la deuda sin importar situaciones adversas, los Bancos y Corporaciones Financieras no perdonan a nadie a la hora de cobrar créditos. La única alternativa viable era otorgar un tiempo prudencial para que el deudor se ponga al corriente pero con la severa advertencia que de no cumplir se soltarían los galgos ó podencos (cobradores privados ó abogados).

Ya se imaginará usted la cara que hay que poner cuando el deudor incumple y es más "se aprovecha" de la generosidad del cobrador, entonces solo resta poner cara de bravo, tomar el teléfono y pedir un "quitapolvo" (persona especialista en cobros legales y solución de problemas criticos) aún ante la súplica rodeada de llanto, imprecaciones, culpas ó golpes de pecho. Entonces sabes  que allí sobras, cumpliste tu labor y la parte que te corresponde está hecha. 

Solo que a veces en medio de la garganta te queda el sentimiento de no haber realizado lo suficiente "el remordimiento" dura hasta cuando fruto de cumplir tu contrato recibes un cheque con "la comisión" tu sueldo, con el que puedes hacer lo que te venga en gana (menos prestárselo a alguien).