En mí niñez gracias a las vacaciones pude realizar un curso de títeres, me llamó la atención que la fabricación del muñeco era independiente a su manejo, podría ser buen fabricante de títeres pero un pésimo manipulador del mísmo. En el teatrín de la vida más de una vez he sido llamado para dirigir gente y manejar circunstancias extremas, aunque la mayoría de veces he fracasado siempre mi respuesta ha sido: "Yo sé manejar títeres, gente creo que no".
Y alguna vez que tuve la oportunidad de ser Jefe de Área bromeaba adjuntando a la hoja de vida el certificado del curso de títeres y diciendo que quizá fue el título más honorífico que he recibido y en cierto modo lo es ya que el título de profesional lo extravié pero apenas lo encuentre junto con una carta dirigida a la universidad donde lo expidieron prometo reintegrarlo, la carta irá con la protesta manifiesta sobre la calidad de educación que se esta brindando y copia claro está del certificado del curso de títeres documento que me da licencia para fabricar fantasías y manipularlas a mi antojo.