Por: Nadaísmo y Punto.
El crímen perfecto no es aquel cuyo autor es anónimo sino aquel cuya victíma se desconoce.
Apostamos a que muchos se siguen creyendo mortales sin comprender el vicio oculto que trae toda vida, el fin es necesario, y el comienzo indispensable. Toleramos el evento conciliador de la religión pero rechazamos el sofisma de salvación que guarda, ni los ricos ni los ímpios les han tomado en serio la historia del paraíso, menos nosotros que a lo minímo que aspiramos es a perpetuarnos. Dejen señores del clero de casarlos, de bautizarlos, de esgrimir sacros oléos y sacramentos que sirven frente al mal aire y la brujería de creyentes. Por dentro un humano está podrido de ego y de orgullo y se cree tal cosa que soporta el derecho de reproducirse y aproximarse sutilmente al cielo siendo que lo que le aguarda es solo el suelo.