Ese día me entregaron los resultados de los exámenes.
Vino a mi mente el miedo que me invadía cuando en la universidad te entregaban apenas el cuestionario, y luego días después el resultado final.
Venían en un sobre blanco sellado, como si hasta en eso tuviese que ver todo: un sobre hermético que solo por ese hecho se podría decir que lo que allí dentro se decía era mortal.
Dejé el sobre sobre la mesa y me dediqué a mirarle con una escala de terror, aunque quizá tal resultado tendría que ser comprobado mediante otra prueba, no era 100% fiel. La ansiedad me carcomía y entonces en un rápido movimiento tenía el sobre abierto y el resultado ante mí: NO REACTIVO.
Salí a la calle temblando, como si el terror no hubiese pasado, como si lo que implicara esa noticia era que otra persona muriera y pudiera acompañar en ese camino, no me sentía salvado; me sentía desconcertado.