Te involucras en el torrente de la vida y solo conoces dos orillas, el resto es destino incierto.
No hay tampoco que prevenirse y dejar de arriesgarse, todo en vida es riesgo, y lo que no conlleva ese riesgo la mayoría de veces no vale la pena.
Estas invirtiendo vida en cada cajón del tiempo, en cada segundo, no es apuesta es solo que la vida te da a veces una sola oportunidad y otras veces muchas más oportunidades.
Tienes en tu cerebro la capacidad de razonar e incluso proyectar los hechos y cuando alcances tus metas podrás culpar bien al azar, bien al destino, pero solo luego.