Uno termina postulándose para el desorden. La mente siempre elegirá hacer más que lo que el cuerpo permite.
La razón a veces no es la fortaleza que creemos.
somos seres tejidos, nuestras células están en una reproducción continúa, pero a veces es nuestra terquedad la que impide el cambio.
La muerte viene a confrontar el orgullo y el prejuicio.
La muerte lo ordena todo.
Ella nos roba la presencia y nos hace ajenos, o extranjeros a esta realidad , fulmina nuestras posibilidades materiales y nos convierte en seres omniscientes.
La vida parece igual.