Por: Anka
La resistencia intelectual pacífista
Nos culpan de ser creídas, de ser orgullosas, letalmente egoístas, petulantes y con envidia miran de reojo como lucimos: esbeltas con el cabello sin horquilla, liso, ondulado, disperso, pero rubio, al punto de ser mágico, cálido como el sol, mientras las pobres peli-negras apenas si iluminan ¡ilusas! aunque vistan de marca y maquillen sus recios rostros tienen en su ser el defecto de ser apenas unas engreídas que desean dar con el tono ideal de cabello.
A las rubias las prefieren los caballeros, las lesbianas y los travestis, será porque lo claro es mejor. Acusan a las rubias de tontas sin pleno conocimiento, les dan poco crédito a sus formas y cuando de lejos te miran dicen que el cabello no es natural. A la rubia la ponen a competir con las morenas, le dan connotaciones racistas a todo y a pesar de eso sueñan con tener algo de color claro ¡claro! los ojos, el cabello ó la piel.
"Peliteñidas" dicen, y les acusan los mismos pecados de las rubias naturales, el otro día por ejemplo uno de esos depravados vino a decirme que sí mis vellos púbicos también eran rubios y para causarle más sed le dije severamente "qué depende" -¿de qué?- preguntó el baboso y le dije "del color de los ojos que miren".