Por: Percy
La resistencia intelectual pacífista
Curtida de esa magistral mirada yacía inerme en un rincón a medio vestir, su hombre le había propinado un golpe que por unos instantes logró aturdirla, y aunque simulaba llorar a ciencia cierta trataba de que el odio no le dominara ¿cómo alguien a quien ha amado puede proceder de esa manera?. Pensaba en huir, en comenzar de nuevo, pero por ahora lo urgente era aceptar que eso había terminado mal.
Amar a veces consiste en odiarse uno mismo, a veces es tener un capricho, y otras es tratar de evitar a la soledad, lo que se requiere es que alguien te acepte como eres, te permita estar a su lado y compartir un tanto el sabor amargo que tiene la vida. Hay quienes basan su relación en la dependencia económica, otros en la compañía y amistad, otros más en el sexo y el delirio de sentirse seguros, lo que quiero decir es que siempre buscamos algo en la otra persona y muy pocas veces lo hallamos en nosotros mismos.
Dudo que yo pueda ofrecerte algo a cambio de tu abrigo, de tu beso, de tu sexo inmaculado, quizá te sirva de consuelo mientras sanas las heridas y vuelves a ser la misma, mientras estas en capacidad de amar, de levantarte e ir por lo que en realidad quieres, solo puedo figurar como un pasatiempo un servidor que a la postre no podrá elegir por tí, tuyo es el destino y el deseo por encontrar quien te estime y te quiera como lo precises mejor.