Por: Ian
La resistencia intelectual pacífista
ELLA: Ven acá, cierra los ojos ¡ya está! abrélos (risas).
EL: No sé que pretende ella, empujándome hasta allá en privado, luego alzando de repente su blusa y mostrándome sus pechos así, será que está loca, será que quiere algo conmigo y no ha advertido de que aún no estoy listo, quizá sea cierto ella me atrae, y más ahora que la he visto allí con su blusa levantada, con sus senos expuestos, son como mitades de toronjas con unas areolas pigmentadas y pezones rosados, he escuchado que a veces cuando hace frío ó cuando son excitados los pezones se endurecen y el seno se pone flácido, es todo, no hallo como tomarlo, trato de mirarla a la cara, tratar de entender su actuar, ¡pero que va!.
ELLA: Él parece algo enojado con mi acción quizá fuí muy directa, solo quería que entienda que ya no soy una niña, que puedo tomar decisiones, que soy madura para... aunque él puede haberlo entendido mal.
ÉL: Perdí, creo que ahora no me podre acercarme mucho a ella, creéra que trato de ir más allá, en cuanto la abrazo puedo sentir que su corazón late, puedo además sentir sus senos con sus pezones que apuntan hacia mí, si quería demostrar que no es una niña debio solo decírmelo y no andar con demostraciones, claro está que no la puedo volver a ver igual, ó quizá si.