miércoles, 16 de diciembre de 2020

Pobre mundo que acaba, flores y espinas, la inquieta señorita, una indiscreta confesión

Los indomables - Aparte

Se hace su parte al nacer y luego no saber para qué se muere.

El Padre Antonio pasa a saltos por la basura desparramada cerca a la Capilla, - el mundo acaba poco a poco - dice el samaritano que le recibe con una sonrisa, el padre traza una rápida cruz en el aire a manera de saludo. Pasa al recinto y desde allá oye que el samaritano viene a la confesión. El Padre mira que hay flores nuevas en el atrio, tienen un tallo muy alto y pretende cortarlas pero se espina la mano. Una señorita muy presentable entra a la capilla se forma en la fila para confesar... El Padre Antonio entra al mueble que cruje y recuerda que el lugar no esta para esos trotes, hay clavos salidos por todos lados, corre la puerta y una voz dulce le recibe, el samaritano cedió su puesto, suspira, le urge hablar con el tipo sobre lo que pasa en el pueblo, la voz de la señorita comienza a tararear ¿cuántos pecados puede tener un ángel así? ¡sorpresa!... el samaritano sin perder de vista a la joven que se arrodilla frente al atrio dice "es la hija de doña Mika, ha madurado a punta de mangos", el samaritano para el resto de la tarde convenciendo al Padre de que el infierno no demora en aparecer, la mitad de los feligreses de ala Iglesia han dimitido y la otra mitad esta dudando, el Padre Antonio dice que a nadie se le puede obligar a creer, a lo que el samaritano contesta "si ve, esa criatura que se confesó va para pecar de nuevo" el padre la espía por la rendija mientras ella se descubre un poco y deja un escote generoso, casi le sorprende espiando y cuando se echa para atrás un clavo salido le pica la nuca.