Un ser majestuoso aterriza en la tierra tiene en mente un idea tan veloz como un disparo, una letra tan critica y directa como una saeta

Por Yania

Yo no creo en la locura, creo más bien en un desequilibrio, yo no sé tanto de la vida, solo sé que hay seres que interpretan de formas distintas estas circunstancias, por eso me extraña encontrar esa clase de gente que dice ver las situaciones de una forma distinta con alegría si es triste o con tristeza, si es alegre. Yo abdico de juzgar a alguien, pero debo decir que es bueno tener conocimiento y contacto con un ser ejemplar, con una persona en toda la extensión de la palabra, con una clase de humano que pone entrañas y todo en sus letras, con un idealista, un oportunista, un escapista, un funambulista, cuya cuerda es imaginaria, pero esta allí. Lo encuentro donde siempre, allí acostado al lado de una tumba con los ojos abiertos y un semblante frío y le reclamo por el susto que me hace pegar en cuanto se incorpora como un resorte, le invito a brindar unas respuestas a unas preguntas "serías" y enfatizo en esto por cuanto él no suele tomarse en serio ninguna situación. Bienvenido XervanteX yo solo quiero conversar contigo... 

Fuimos amados por brujas que nos convirtieron en Santos y mendigos al mismo tiempo, nuestra precaución es con muerte que creemos en extremo es absoluta

Por Yania

Escarbando por entre los recuerdos me detengo en los escritos de Alejandro Hernández, me apego a su liberal forma de pensar y su manía de inculcar su intención, me causa asombro sus predicciones y forma de tratar temas tan controvertidos como importantes. Busco en mis contactos su número y sin dudar le marco, me atiende una voz ronca y apagada, pero que va adquiriendo energía apenas le hablo de que me es indispensable reunirme con él a hablar de literatura, esta vez le insisto de que no se trata de ninguna emboscada y le prometo no insistir con preguntas, - solo conversaremos - le digo para su tranquilidad. Últimamente anda extasiado con eso de que el amor es una brujería cuyo antídoto es más mortal que el mismo hechizo, me alegra sin embargo que aún persista en su delirio por investigar y seguir adelante con una sonrisa a flor de labios.

El mundo viene siendo un lugar ameno al que debemos por el agua y el oxígeno en la cantidad justa de ser más o menos ya no estuviéramos aquí

El Aviador

Todo pulula en la calma, la estricta sensación del placer, su dosis, y su perentoria afición a ser, a figurar a realizar el acto más esperanzador del mundo: la presencia. Todos venimos siendo seres volátiles, efímeros, dispuestos al viaje, a ser sepultados y desaparecer, así anónimos en calma, en la bruma de la nube, en la decencia de no hacer mayor cosa, ni escribir libros, ni tener hijos, ni sembrar árboles, todo está en ese trance constante, en esa disposición de que pueda existir o no existir, lo que pasa es que las personas que no asocian nada nos han provocado un mal que es tomarnos el juego en serio y ese es quizá el origen de la violencia y la contradicción con nuestros sueños y el inicio del dolor. 

Nos vestimos de luto por los seres nuestros, no por lo que muere siempre en la naturaleza

El Aviador

Yo supe que algo le había sucedido por el radio del Agente, fui hasta allí siguiendo el rastro de aviones de papel estrellados por doquier, ya la ambulancia se lo había llevado y algunos le daban por muerto. Uno de los aviones había quedado enredado en las cuerdas de la luz. Avisé a los demás y fuimos vestidos de negro a saber que él seguía vivo y que estaba en la capacidad de vernos e inclusive de pedirnos alargar un papel para hacer su última nave. Restregamos nuestras últimas lágrimas y le recitamos la oración más bella creada por un piloto "El Principito", se la repetimos por días hasta que sus ojos se fueron apagando y la inmensidad se lo llevo. Era por fin un Aviador, partió con una chaqueta de piloto, y una botas de vaquero, tampoco falto en su tumba su avión esta vez elaborado en acero brillante e inoxidable, le hicimos el saludo militar ante su partida y le prometimos volar alto, aunque de cierta forma estábamos por desfallecer deseando por dentro a toda costa cumplir nuestro destino e irnos junto a él.

La riqueza esta en nuestro poder; hacer lo que deseemos con lo que tenemos, no hay pobreza absoiuta, ni conocimiento infranqueable

El Aviador

El Aviador entra al confesorio y alienta unas palabras, se inventa una guerra en su mente, y cuando la sentencia estaba dicha vuelve para decirle al Señor Cura que ha hecho un avión especial: con una hoja de la Biblia. El Cura le dobla la culpa y la sanción, embazamos el agua bendita y la vendemos a precio de rosario, ¡es milagrosa!. Sorbemos por la sed y espiamos los bares de la zona, hay parejas bailando y sudando, por debajo de las mesas los hurones aparecen, son unos chicos expertos en robar, ellos son capaces de quitarle a las chicas de falda las calzas sin que ellas se enteren y de paso espiarle de qué calibre tienen la cucaracha, bueno, ese dato se lo pasan a algún canalla que desee el plato fuerte. Al Aviador le quieren y por eso le regalan algo de la pesca, el otro día le dieron un dije de oro con forma de avión, y hoy se rebuscan y le dan una llave rara que ellos juzgan es la llave de un avión, - no sean brutos les digo los aviones no tienen llaves - pero al Aviador le encanta la idea, yo sé que la llave es de una auto lujoso y viene con su aplique para quitar el seguro, días después mientras el aviador juega con sus llaves sin querer oprime un botón y a un auto de la cuadra de estacionados se le quita el seguro, ni cortos ni perezosos... 

Al pensar se pone en juego el 100% de nuestras capacidades, quién dice que el morir sea ya un no pensar sino que comenzar a vivir lo que pensamos

El Aviador

Somos expulsados como vagos, pero la verdad es que tenemos de nuestro lado la pretensión y el conocimiento, en el supermercado llenamos las canastas y luego las abandonamos desarregladas, es un favor para un amigo que se encarga allí de organizar la mercancía, él dice que lo van a despedir. No contentos con ello compramos una caja de fósforos y un frasco de quita esmalte, y algodón, hacemos con palillos unos diminutos arcos con flechas que van en la punta con algodón y humedecidas con el quita esmalte, así el fuego rinde y de paso así incendiamos basureros y alertamos a todos mientras robamos. Un día un agente del orden descargo su ira contra un avión de papel y le fulmino de dos disparos a pleno vuelo, nuestro amigo ni se molesto, sanó su ave con cinta de papel y aún desde la celda donde fue encerrado lo arrojo a la libertad.  

Toda filosofía alberga la esperanza de trascendencia, no hay entonces que prestar atención a aquel conocimiento que siempre dice lo mismo, todo cambia, todo evoluciona

El Aviador

El hogar de paso esta a reventar, además las esteras conservan esa humedad asquerosa de los pasantes, no sé que habrán hecho si el amor o la guerra, o nada. El lugar es un horno, una chica extranjera nos deja acomodar nuestros pertrechos, nos trata de hablar en un inglés práctico - WELL, HOW ARE YOU?, AND YOU, AND YOU... Charlie si entiende y se dedica a hablar y a reír mientras por debajo le roba unos pesos y su dosis de vicio, a una señal de él escapamos del sofoco, encendemos la hoguera y lanzamos el vicio al fuego, capturamos el humo magistral, bailamos y miramos las estrellas, es la felicidad absoluta, Charlie también le ha arrebatado a la chica un paquete de tangas rosadas, mimetizaba el dinero allí, la pobre ¿qué hará? quizá prostituirse por dinero o mejor llamar a su mamá o papá o amante, Charlie arroja el paquete al fuego y el humo cambia de blanco a negro.  

Ya no toleramos que otro nos haga callar, nuestra razón va por encima de todos los demás

El Aviador

A la tienda va con una monedas, no le alcanza para el diario de hoy pero si para unos periódicos viejos, nos enseña como hacer los doblajes y pegar las puntas, subimos a la loma y desde allá les liberamos, gritamos y el eco nos contesta, son hojas de periódico navegando por entre el viento, una vieja nos señala con la escoba desde abajo, creo que nos dice -sucios- no importa, a las mujeres no les gusta nada, y creo que Eva nunca salió del paraíso, la que salió fue la serpiente. ¡Pobre Eva! ¡pobres nosotros!. A la noche repetimos la acción, pero no hay eco, desde abajo serpentea una ráfaga de balas que compite con nuestros aviones invisibles, es el César el que da la orden de aplicar fuego a nuestros raudos aviones que navegan como bolas de fuego en la inmensidad, algunos llegan a su destino e incendian los basurales otros son solo cenizas que se meten en los pulmones de los agresores y les provoca la tos.     

Todo vicio es potencialmente peligroso si se examina la posibilidad de que de él depende nuestra felicidad

El Aviador

El auditorio bullía, hervía y al unísono se conjugaban miles de voces, nosotros entramos en silencio y lanzamos severas miradas para captar a las damas más hermosas, el Aviador le estaba haciendo cosquillas a una gorda de bigote, le perdimos el rastro, en tanto el parlante anuncio el  inicio del mitín. No le prestamos tanta atención como si a las conversaciones de las chicas que se trenzaban entre temas lánguidos como la talla de su ropa interior hasta cuántos orgasmos eran capaces de tener en una sesión. De improviso el que hablaba es bañado por un chorro de agua lanzado por su contrincante y la insurrección se enciende. Las sillas comienzan a volar, una ola de proyectiles nos aturde, hay borradores, lápices y hasta condones. Perdimos la noción del espacio, y si apenas verificamos como a la participante agresora un bólido aéreo de papel le picaba un ojo y por no poder mantener el equilibrio se proyecta de la tarima y cae redonda abajo. El Aviador apareció al otro día con un ojo morado y la huella de colorete de un beso en la otra mejilla.    

Buscamos quien nos entienda, luego lo dominamos, nunca podremos dominarnos nosotros mismos, terminaremos pensando que es lo mejor que pudimos hacer

El Aviador

En Cali nos alojamos en un hotel central desde según la promesa del dependiente del lugar podríamos apreciar a las azafatas de una línea comercial, nos quedamos viendo un chispero en cuanto no vimos nada y si apenas un grupo de serios tipos con kepis y cara de poca amistad. Nos trasnochamos viendo la televisión y diciendo lo estúpida que es la vida tener que acostarse a dormir para luego levantarse, vivir y luego morirse. El Aviador se la paso sacando hojas del directorio telefónico y haciendo sus consabidos aviones de papel y los llenaba a una bolsa y luego los sacaba para volverlos a meter, - se te van a arrugar - le dije una y otra vez, y a la mañana los aviones no volaron porque tenían arrugadas las alas, solo alguno llego a dar vueltas por la habitación hasta que salio despedido por el balcón y se fue directo hacia el otro hotel, salimos todos y nos encontramos no con la imagen del avión sino la de una ninfa hermosa que estiraba los brazos sacudiéndose la pereza, era una azafata cuya camisa rebelaba unos senos maravillosos, nos saludo con la misma naturalidad con que atrapo en pleno vuelo el papel y la misma picardía con que deshizo el artefacto y aprecio un corazón dibujado por nuestro amigo, fue el beso volado más sabroso que pudimos recibir jamás.   

La ciudad es una selva de cemento... donde quiera te espera lo peor... Todos estamos en sintonía de la señal de la vida pero también de la de la muerte y la desesperación

El Aviador

En las sillas del parque con palomas por todos lados:

CHARLIE: Atracaron de nuevo...

CÉSAR._ Eso no puede seguir así, nadie tiene el derecho de apropiarse de lo ajeno, es más todo es ajeno...

EL AVIADOR.- Les combatiré en mi avión (Indica su nuevo avión: tiene alas metálicas y afiladas)

CHARLIE: Cuidado con ese, puede herir a alguien...

CÉSAR._ El cielo guiará su filo

En esto un chico corre con el bolso hurtado a una señora, la doña grita pidiendo ayuda, El Aviador corre y nosotros tras él, pero el ladrón lleva ventaja pero nuestro amigo suelta su artefacto de vuelo, que vuela como una saeta directo y le impacta como si se tratase de un dardo. El ladrón al verse herido con un corte feo en una ceja por controlar la sangre no ve al pasar la calle y un auto le enviste tirándolo al suelo, el resto lo hace la doña y la autoridad.  

La buena voluntad de nuestro creador es vernos sufrir y pecar por él, quizá cuando se canse nos aplaste como a gusanos

El Aviador

... Lo dijo así fríamente como si lo creyera verdad, un horrible escalofrío me sacudió... de verdad este ser no era un loco, ni padecía alguna enfermedad, ni veía lo que otros... Armo de la nada su segundo avión y lo echo a volar esta vez el pedazo de papel se fue a estrellar junto a la vía del tren, contuve a mi amigo por si le daba la gana de irle a rescatar de la vías porque en ese momento venía el tren, observé como un milagroso viento ponía en el aire otra vez el papel y el avión se iba junto al tren volando, entonces pensé en que para aprender a volar hay que ponerse a lado de los grandes. dice Charlie.

Vivir no es más que estar en la posibilidad de odiar, porque el amor hace mucho tiempo que se extinguió

El Aviador

Y al salir del sanatorio lo primero que busco fue un papel para fabricar su primer avión, desde allí vi su afición por volar, pude hacerlo realidad el día que me dio por aprender a volar un avión de verdad, ese día por su culpa vomité mis ropas, pero en el estómago por los días siguientes no deje de sentir la sensación de vacío. Él lanzó su avión y en seguida desapareció de la vista, se le había clavado en el copete a una señora que ni cuenta se dio. Así fue como conocí a quien adelante sería un amigo de verdad. Dice César.

Te voy a arrastrar a mi infierno a donde solo vamos los suicidas

Nota Preliminar:

Le llamaban "El Aviador" por su afición de hacer aviones de papel y desear a toda costa volar, dice el César que le encontró en un sanatorio mental al que le había sometido su familia siendo que un día se golpeó la cabeza y perdió la razón, aunque para nosotros que le conocimos surcando los 20 abriles, el sujeto estaba más cuerdo que todos nosotros, decía quería casarse, tener hijos, un empleo un auto y una prospera vida. Nosotros no queríamos eso. Y él tampoco logro materializar su sueño, ya que las mujeres le miraban y le huían y le infringían de cierta forma un rechazo, "El Aviador" un día se lanzó de un puente en su deseo de volar, agonizo por siete días y nos turnábamos para leer junto a su cama de hospital la obra que siempre le apasionó "El Principito". Cabe aclarar que él no escribió nada, simplemente vivió a nuestro lado y eso es lo que contamos. Charlie

"Algún día lograremos esa calma de saber en dónde reposan los que queremos y en dónde es qué estamos todos nosotros"