miércoles, 15 de abril de 2020

Ya no toleramos que otro nos haga callar, nuestra razón va por encima de todos los demás

El Aviador

A la tienda va con una monedas, no le alcanza para el diario de hoy pero si para unos periódicos viejos, nos enseña como hacer los doblajes y pegar las puntas, subimos a la loma y desde allá les liberamos, gritamos y el eco nos contesta, son hojas de periódico navegando por entre el viento, una vieja nos señala con la escoba desde abajo, creo que nos dice -sucios- no importa, a las mujeres no les gusta nada, y creo que Eva nunca salió del paraíso, la que salió fue la serpiente. ¡Pobre Eva! ¡pobres nosotros!. A la noche repetimos la acción, pero no hay eco, desde abajo serpentea una ráfaga de balas que compite con nuestros aviones invisibles, es el César el que da la orden de aplicar fuego a nuestros raudos aviones que navegan como bolas de fuego en la inmensidad, algunos llegan a su destino e incendian los basurales otros son solo cenizas que se meten en los pulmones de los agresores y les provoca la tos.