Por: Carlos Alvárez
En el Departamento del Putumayo pudé constatar un verdor pleno y tras el arribo a los primeros Municipios territorio nombrado como el Valle de Sibundoy y cuyo apelativo ganado por su similitud es de la "Suiza Suramericana". Son cuatro pueblos en su orden Santiago, Colón, Sibundoy y San Francisco, se destaca a Sibundoy como la Capital Cultural del Valle de Sibundoy por tener el mérito de tener cada dos años el Festival de la Canción, y cada año el Festival de Teatro además de celebrarse en cada Municipio el Carnaval Indígena.
LA CAPITAL DE LOS RIOS:
Impacto me causó el paisaje cuando nos dirigímos hacia la Capital del Departamento el Municipio cuyo nombre es el de San Miguel de Agreda de Mocoa pero que la gente designa simplemente como Mocoa, la causa de mi sobresalto fue estrictamente la orden de no mirar hacia abajo por la ventanilla de mi transporte, un auto de doble tracción que de repente fue surcando un maravilloso río que atravezaba ante mi sorpresa la carretera tras hacer una caída en cascada desde lo alto de la montaña. La carretera por su puesto es alfombrada por piedras y arena y en invierno es un completo fíasco, pero la advertencia soberbia de no mirar para abajo era convincente ante lo que la ruta guardaba para nosotros...
En el horizonte de repente apareció un camión y nuestro auto se detuvo, gracias a eso pude constatar que la carretera planteaba un inconveniente: era muy estrecha y por tanto uno de los autos tenía que retroceder hasta hallar un lugar para dar vía al otro. Pero se me ocurre en eso desobedecer la orden y descubró que las nubes vuelan al mismo nivel de la carretera y que si sacó la mano por la ventanilla puedo sentir el frío tormentoso de lo que hubiese creído era una neblina cuando me estrello con que la bendita nube tapa lo que es el filo de la carretera y el comienzo de un precipicio del que no halló el fin. "Son cien metros en caída" dice el conductor con una frialdad estremecedora mientras le aplica la reversa al auto y le da el suficiente campo para que el camión sobrepase siempre con el riesgo de colisión ó de volar hacia el abismo. Y cuando el paisaje se despeja mi terror se torna aún mayor, la carretera serpentea en curvas que van descendiendo cosa que en mi imaginación versa que si el auto cayera iría de seguro a caer otra vez en la carretera y rebotaría como en una escalera.