Jartan esas conductas livianas, flácidas, elásticas de los niñitos parece que no pensarán demasiado en los dolores, tampoco en los problemas que trae la vida, el duelo y la soledad. Estamos al corriente de una raza particular que no madura, que va por la vida con un dedo en la boca, queriendo que todo suceda por si solo. A veces es necesario que ocurra el milagro de con lo pequeño lograr algo grande.