Por Carlos Alvárez
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Lo anterior solo fue el preámbulo a lo que sería nuestra llegada a la finca luego de distintas aventuras y percances en el camino a pie y a lomo de caballo. La finca tiene una casa labrada totalmente en madera de allí sale un hombrecito menudo que se identifica como don Pastor es el Capataz de la finca y conoce a qué vinimos y nos dirige hacia la cocina a degustar una limonada endulzada con miel. Mi inquietud es sobre quién va a dirigir la ceremonia de toma de Yagé y esa pregunta la traslado a don Pastor, él dice que el "Taita" esta por llegar que anda curando una peste en el alto. Para tranquilidad mía de la casa se asoman más personas algunas de ellas al parecer extranjeras que igual que yo vienen en la búsqueda de algún remedio para su mal, don Miguel Agreda me indica que algunas de esas personas ya tomaron Yagé y ante mi pregunta de por qué lo sabe él dice que a la gente que toma Yagé le vuelve el brillo a los ojos. Mi amigo Víctor aún no se decide a realizar la toma, se dedica a deambular examinando cada rincón de la casa. Cae la noche y me preocupa a dónde va a dormir tanta gente, es cuando descubro una construcción en forma de choza donde hay unas treinta hamacas colgadas y hay gente meciéndose en ellas esperando al igual que yo al "Taita". Esto me comienza a dar miedo y asi lo expreso en mi semblante y en mi cuerpo temblante. Trató de entablar algún dialogo con alguna de las personas que supuse ya habían pasado por la ceremonía cuando alguien me llama por el hombro a mis espaldas diciendo: excuse me Mr...