miércoles, 3 de junio de 2020

En el burdel número nada vomité mis entrañas y luego eyaculé, fue hermoso como hubiese preñado al propio mundo

Alexis Mendoza "Superfluo flujo"

Mi única afición es pensar.

No puedo hacer nada todavía estoy mareado.

En una esquina estoy yo y en la otra mi amigo César.

Una mujer de minifalda me tira una moneda, no tengo fuerzas para sonreír, pero si le miro las piernas, la nena deja en el ambiente un perfume dulce, me empalaga y me causa nauseas, ¡le odio! estoy hasta la torre de las mujeres bonitas, prefiero las feas , ellas por lo menos reconocen que son buenas en algo, y ese algo puede ir desde tender la cama, hasta preparar una buena comida o si ocurre el milagro ser buenas en la cama.

La moneda que me han obsequiado me alcanza para un pitillo (un cigarrillo), el vendedor me obsequia el fósforo, pero el viento hace su parte, me apaga el fuego, a señas llamo a una chica que fuma para que me convide un poco de su fuego, ella me pasa su pitillo lleno de labial, su labial sabe a fresa y es brillante, me dan asco las mujeres demasiado maquilladas se parecen a los payasos.

Fumo y me consuelo. A las 8 llega el dependiente de la farmacia, tenemos que hacernos a un lado para que abra los candados, se enfurece un poco por encontrarnos tan temprano - solo queremos algo para el dolor de cabeza - le digo, mi amigo le muestra un rollo de billetes, el chico se alegra y nos convida a pasar y escoger sitio para sentarnos.

En realidad nos falta sueño. Una chica llega con disimulo a comprar toallas higiénicas, nos ve con recelo como si en cualquier momento pudiéramos atacarla. El dependiente nos resuelve el dilema hasta nos regala agua para absorber la química en tabletas. Una parejita entra a comprar condones, les felicitamos y se asustan, huyen despavoridos al verse descubiertos - Son menores de edad - dice el dependiente. 

Para mí la humanidad se puede ir al carajo, a nosotros si no es una bala perdida, será el trasnocho o el amor quien nos matará.