martes, 30 de junio de 2020

Casa vigilada, la historia de las paredes que hablan y del encierro en que estamos todos acá en la ciudad

Emilio Suaréz "El cabo"

Solo una mujer para un hombre.

No es verdad.

Acondicioné mi puesto de vigilancia de tal forma que tenía dos puntos de observación, el reflejo me favorecía, sin embargo me atemorizó encontrar en la casa alquilada un eco inapropiado, pero la verdad era que las paredes susurraban, era como si el viejo yeso hubiese grabado gritos, ¿qué hace una mujer frente a un espejo? ¿Por qué tanta contemplación?, quizá esa mujer comprendía el riesgo de ser tan bonita y salir a la calle, estaba encerrada ella y su alma, ¿podría yo ser su boleto a la libertad?. Lo supe el día en que no me percaté de haber quitado el flash y tomé la foto y la luz reveló mi posición. Apareció en una bata para ofrecerme un té y una galletas ¡todo envenenado de su belleza mortal!.