La mente crea lazos de pertenencia y como tal es estricta y por tanto identifica su portador, el "yo" delimita una posesión y teje unas fronteras, no es el nombre, ni siquiera el parentesco, el "yo" aísla, segmenta, restringe, inhabilita, es como una jaula, el ego solo es una cualidad del "yo", sin embargo el "yo" no identifica tanto como el nombre o define tanto como la personalidad.
La percepción del "yo" sin embargo se hace desde lo externo y se da validez al reflejo que los otros tienen de mí, pero no se valora lo que es la esencia: valorarse desde adentro hacia afuera.
El origen del "yo" puede que caiga en la controversia de en qué momento se produce realmente la concepción de un nuevo ser, sin embargo ya desde muy temprana edad se verifica la existencia de características que identifican al ser sobre los demás. El "yo" no nos distingue como únicos como la huella dactilar pero si hace que el ser haga y piense diferente a los otros.