Una mujer que realice el trámite con la vida y que durante nueve meses sufra dolores, que luche por la subsistencia y que vea en su capacidad de amar el triunfo.
Solo una mujer puede entender lo que se siente y se vive al traer una nueva vida al mundo.
Un mundo quizá inmerecido, injusto, violento, pero que promete belleza y felicidad temporal y que para el peor de los males tiene el aliciente de un proceso final que a veces se intenta postergar por medio del recuerdo.
Una mujer para llenar al mundo de esperanza, para dar intención a tanto vacío, una mujer para llorar y para reír, para enamorarse para que todo este en orden y por lo menos se aprecie en su dificultad, en su sin sabor, en su lógica del bien y del mal, una mujer para que distraiga el momento mientras llega el temido momento de partir.