Por V.
Como a mí poco o nada me importa lo que los demás hagan con sus vidas y cómo no hago caso a lo que sobre mí piensan paso a ser un fenómeno genético-psicológico más, pero a la postre como me ven con el título de Contador Público a cuestas como la cruz de Jesús, piensan que soy el indicado para desatrazarles la Contabilidad ó por lo menos asesorarlos respecto a qué invertir y si pedir o no el crédito en el Banco, como ya les he dicho no soy mago, y cuando esto sucede del bolsillo extraígo la calculadora y tras hacer cálculos necios e incensatos los miro y les digo que prescindan irremediablemente de mis servicios por lo que lamentablemente he dejado mi varita mágica y soy "Contador" pero de historias como está.
Desde luego que cuando la situación lo apremia si soy un Contable ó Contador Público por ejemplo, cuando hay una reunión en la que alguien trata de oscurecer mi reputación ó cuando hay una chica linda despistada al no saber qué es un asiento contable, ó cuando necesito figurar en medio de alguna lista elegible.
Pero en definitiva como lo dice el César, ser un Contador Público es muy aburrido, eso de andar sentado entre cifras y cuadres e informes es cosa de aficionados a perder el tiempo y la vida, bien ó mal lo caracterizaron en el film "se busca", pero deprime más el hecho de que lo traten a uno como a una calculadora y en todo lado ante una cascada de cifras con los símbolos + - / * piensen que tiene la respuesta exacta, en cuando me miran como interrogándome por la respuesta mejor los acribillo con una sonrisa y les digo ¿cómo, no tienen acaso para comprar una calculadora? ¡zonzos!.