sábado, 2 de enero de 2021

LA PALABRA CON M: PRESENTACIÓN

Por XervanteX

"A tu hermano lo llevan en una ambulancia inconsciente" dijo esa voz al otro lado de la línea y entonces caí en cuenta que esa noticia era la que temía recibir desde hace mucho tiempo ya. 

Cuando éramos más jóvenes siempre me preocupo la suerte de mis hermanos en cuanto había en el pueblo toda una tendencia: el licor.

Mi verdadera culpa renace ahora cuando ya no supe qué hacer, allá cuando mi hermano desaparecía de casa y se iba a donde sus amigos por lo menos esperaba a la mañana y salía a buscar e incluso a seguir sus pasos, ahora frente a esa noticia ya no podía. E incluso después de la trágica noticia de su deceso pensé en él y en alguna forma para ir a acompañarle, pero con la muerte no se sabe, qué tal si del otro lado tal proeza no se pueda y uno tenga que marchar solo y a su tiempo.

Lloré por los que estábamos vivos, ya por mi hermano nada se podía hacer.

Mientras reunía en mi mente lo qué pudo pasar para que la situación fuese esa y no otra, al fin un pensamiento me dijo que era preferible una muerte así y no que el sufrimiento se extendiera en el tiempo.

Traté de dar consuelo a todos, pero aún en mi mente sucedía una confusión: la mente traiciona y te trata de hundir.

Mi fe estaba en que mi hermano estaba mejor que yo.

Confiaba en que esa nada en la que ahora se hundía mi hermano no contenía dolor.

Lo que me molestaba era que mi hermano se iba en medio de un acto meramente accidental que contrastaba con su personalidad.

Mi hermano disfrutando de todo, sonriendo, y haciendo lo que le gustaba.

Paso un tiempo hasta que me dí cuenta de que era su tiempo de partir y quizá las cosas debían terminar para él ese día porque ya había cumplido en este espacio su misión.

La culpa a uno le atormenta y trata de sindicar las circunstancias y es propio también perdonarse y perdonar, el acto trágico lo trate de entender pero no pude,

Y acepté que fue él y no yo y que no podía hacer nada para cambiar las cosas.

Vi a la muerte con respeto, vi el rostro pálido de mi hermano en su féretro y acepté que de aquí en adelante ya no tendría que salir a buscarle si no que sabría a donde iba a estar.

En mi inmanente nada solo tengo buenos recuerdos de él sus buenas palabras y sobre todo su inagotable alegría, creo no se puede pedir más.

Le prometí un libro, pero él me dijo que no lo escribiera acerca de él sino que escribiera algo que sirviera para los demás, creo es ese el sentido de todo, de la vida estar aquí para ayudar a los demás, hago aquí cumplida mi promesa en honor a su recuerdo.