Por Yania
Un día de diciembre del año 2015 me contacté con XervanteX para compartir una idea con él, quería escribir un libro que tratara sobre la muerte, pero no intentaba sea un simple tratado que dijera lo mismo, o fuese solo un escrito religioso o se permitiera un ensayo agnóstico, o en total se convirtiera en un texto más del universo que trata sobre el tema.
Deseaba a toda costa obtener un texto que pudiera bien obsequiarlo a las personas que habían perdido a un ser querido o bien a quienes tenían miedo porque veían de cerca ese desenlace que solo por un antojo social se vislumbra como fatal. A XervanteX le sonó la idea sin embargo me invito a apagar un poco mi ansiedad ya que de esa manera las letras salen afanadas y no se obtiene a fin de cuentas lo que uno desea.
En enero de 2016, XervanteX pierde a uno de sus hermanos y es cuando es él quien me llama y alaba mi idea, sin embargo me encuentro anonadada y no tengo un punto de partida, le insisto en que debe ser él quien está llamado a labrar estas letras usando incluso su tristeza por la temprana partida de su ser querido, me promete escribir con la condición de ser yo la que revisará sus textos y es un compromiso pactado.
No es sorpresa que en escasos tres meses tenga el borrador del libro y que además diga XervanteX que escribir además de un buen pasatiempo es una terapia.
El libro "La palabra con m" matiza sin dejo de miedo lo que puede significar la muerte, un proceso del cual quien tiene vida tiene destinado a padecer. Tengo ahora el libro en mis manos y puedo entregarlo a quien sufre una pérdida o quien tiene sus días contados para que por lo menos el aliciente que la fe no llena, si lo haga la filosofía y el pensamiento de un ser genial. Para mi XervanteX escribe con esa tristeza que le atormenta y con esa insolencia que le pone otra vez en el plano de entender que las cosas se suceden como deben sucederse y a todos nos queda la acción de entender, amar y aceptar tal y como se suceden.
Gracias por ese regalo tan maravilloso.