Por: Yania Salazar (YAS)
De él se diría que vivió un siglo en un minuto y el resto del tiempo lo dedicó a sonreír. Paso de ser un simple Profesional a ser un don nadie para poder traernos en exclusiva lo que se siente no figurar, no ser, no depender, no estar. Se quedó sin cabello de tanto pensar, se quedó ciego de tanto admirar. Mucha gente lo apartó creyéndolo un genio, un loco ó un peligro, sin embargo él nunca estuvo solo, el silencio fue un síntoma de su brillantez; estaba callado pero su mente iba fabricando la palabra tan trabajada que de verdad impactaba. Y no se asusten tanto por el titulo porque él no se ha ido, ni ha muerto, él anda por allí viviendo. Esperamos siga escribiendo, este es un llamado para él y otras personas que han dejado de escribir, de protestar, de estar dispuestos a luchar por lo que quieren. Él piensa clausurar este sitio en unos días y creó esta es su herencia para nosotros que ojalá sepamos aprovechar.