Por: Profeta Paisa
Para Víctor Profeta de la inmanente Nada.
Agitaré las olas para que vuelvan los momentos y luego se vayan; estaré al pie de la única virgen que aún queda de rodillas pidiéndole plazo para ver no más como florecen las dudas y como nace la verdad, nadie tiene derecho sobre nadie menos yo; dice el oficial que yo debería estar muerto ó por lo menos en coma, que no se explica cómo permanezco lúcido teniendo en mis manos una copa llena de agua, bebida de los dioses y no de licor translúcido, veneno hecho por el hombre para aturdir la consciencia del hombre y provocar el despliegue de sus instintos básicos. Yo siempre fuí enemigo de aquel sistema de opresión que mandaba al dinero a ajustarnos, a esclavizarnos, soy muy paciente aunque por dentro mis entrañas me piden descontrol, ya no temo al dolor lo he domado, temo eso si al final inesperado, recuerdo aquella vez en que no pude apretar el disparador del arma, como tampoco absorver el veneno; ahora pidó perdón por atentar contra mi propia vida y sucumbir en el peor momento ¡cuánto me faltaba vivir!. Tuvíste razón cuando me dijiste que esperará, que todas las cosas buenas le llegan a quién sabe esperar y fue así; amigo donde quiera que te halles, si vives, si ya no estás te digo GRACIAS.