Por V.
No sé que decir, por ese miedo escenico que me invade el cuerpo aunque el pensamiento este intacto. Entonces legal a mi criterio me retiro derrotado. Los pensamientos se revuelcan a lado del lamento de no haberlo hecho, de saber y no poder. Me atengo a mi literatura pero por la ventana entra el humo a caudales de mi vecino que eructa desde hace poco bocanadas de marihuana volatilizada. Y entonces sin desearlo también viajó a ese mundo superlativo y mi escritura se distorciona y los colores adquieren ese tono imaculado, y las palabras navegan por doquier y sin ventura ni ideal comienza mi arte ha aproximarse a ser libre. No me importa trascender, la risa en mí surge sin dopaje, como el amor. Es una ebriedad distinta plena, y entonces al instante lo que pienso es en matizar cada imagen, me tiro a la calle con la vista irritada, con las fosas nasales inflamadas, con la idea de decir y hacer que el mundo gire al rededor mío. Pero la felicidad dura lo mismo que una pompa de jabón, que una mariposa y me estrello de frente con alguien que me dice la peor noticia que he escuchado jamás -"tú existes"-