Por V.
Despertó en un estado fébril e ilusorio, fue hasta la ventana a recuperar el aliento, el vecino del primer piso le ve y le pregunta -"acaso ¿no escucho la noticia?, lo dan por muerto"- Pero ni se inmutó, distinto fuese que le dijeran que estaba vivo. Vestía siempre de negro por el luto universal de la verdad. Llevaba un "sobretodo" como si fuese una extensión de su cuerpo. Cuando prendió y sintonizó la radio en efecto la noticia del momento era sobre su deceso. No pensó sin embargo salir a aclarar todo, ni se interesó en nada distinto a sentirse por primera vez libre.