Este texto es un fragmento de un libro que me encargaron escribir y que quizá quedé en el anónimato por el olvido, es el homenaje de un nieto hacía su abuelo, el título del libro es " el abuelo supremo " y aunque ahora repose como un manuscrito en un cuaderno me hace feliz haberlo escrito porque guarda muchas cosas similares a las que le quise dedicar y decir a mi abuelo cuando vivía:
¿Y quién le dijo a usted que eso es así?
Pero Jesús debía tener abuelo
Y Dios papá
y que no
y que si... Pero quien osa discutir con un abuelo, que a usted le da voltiando dos veces su edad ó quizá más.
- Dígame don Primo ¿cuántos años es que tiene encima?
- La edad míjo no se tiene, se tuvo que es diferente
- Pero entonces cuántos años tuvo
- Acumulé un resto de años, tantos como noventa...
El viejo escupe y vuelve a lubricar su boca, su maxilar se distorciona queriendo vociferar un ronquido.
(...)
Cada vez que le da la gana recuerda lo que le conviene... el otro día por ejemplo no recordaba dónde habia dejado su caja de dientes, pero recordó con claridad a la última mujer que amó...
La primera vez que él me vió se lleno de nostalgia, me tocó la cabeza y me dijo con soberbia "te pareces a tu padre" me dejó de una pieza ni yo conocía a mi padre...
No más de verlo en las escaleras del avión comprendí que el viaje habia estado regular "malo" dijo al fin "el avión se fue en medio de las nubes más negras hasta cogió una tormenta a propósito para demorarse más" agregó... Y me traslado a cuando despedimos a don Primo en el aeropuerto pensando nosotros que era la última vez que lo mirabamos en vida porque estaba perdido en medio del tiempo, pero él a su vez pensaba que los pérdidos eramos nosotros, y en cierta forma era así...
Dijo haber escuchado un temblor que paso en otro continente, pero un día se levanto corriendo gritando a todo pulmón "temblor, temblor, temblor" y se olvidó que estaba sentado en una mecedora...