sábado, 23 de julio de 2011

LOS AGUAFIESTAS SON LIBRES

Por V.




Serpenteando por la calle por la ceguera no hay ebriedad absoluta se ríen a carcajadas, nadie les dice como bailar, como comportarse en medio de la fiesta de la vida, mientras los ídolatras se preocupan de como visten, de como dan el siguiente paso en la pista y si se vera bonito y si encajan entre las sombras, critican y se mofan de ser perfectos. Y algún "mal trago" aluna dispuesto a hacerse matar y le promete a su chica amor eterno. El licor aflora pasiones necias, recuerdos perjudiciales, pero anestecia los nervios y aleja las preocupaciones. Las luces intermitentes avanzan, quien osa decir lo contrario, aquí en la pista es todo bello, lo que no se puede decir de los baños que contrastan con el asco. Ellos en cambio bailan con las manos en los bolsillos de las chaquetas, bailan como pueden, toman agua y fingen ebriedad para contrastar con el espectáculo, al oído de su parejas dicen que van armados y que es mejor que vigilen sus espaldas por si algún aparecido quiere usufructuar el derecho a una pareja, pero que va, si son bienes públicos y el egoísmo no es su fuerte, así que celebran que ellas quieran bailar con diestros maestros del movimiento. Y es cuando alguien advierte que en medio de la pista hay un agitador, un coloso y magistral acosador que no se pierde una y es violento por naturaleza y aparece también la envidia, la adulación ó la sequedad en los bolsillos y hay que irse, pero antes  reunen todo el licor, el humo y al irse  se aseguran que el sitio quede sin luz, bajando la cuchilla, adentro el escándalo y afuera solo risas.