Se le conoce como síndrome de abstinencia al conjunto de reacciones físicas y psíquicas que experimenta alguien que presenta una adicción sea está a la droga, alcohol, ó dependencia emocional y decide abandonar dicha adicción.
La tolerancia del organismo al ambiente y su adaptación involucra al sistema nervioso por lo tanto el individuo se hace "dependiente" al ciclo natural de su ambiente que de interrumpirse genera efectos adversos. El síndrome de abstinencia se evidencia en síntomas tales como ansiedad, sudoración, debilidad excesiva, depresión, dolor agudo acompañado de calambres en las extremidades, sed, pálidez y delirios y psicosis constantes. La cuestión es más compleja cuando se trata del uso de drogas ya que por ser eventualmente un enlace químico se dificulta romper los vínculos y el tratamiento suele requerir el uso de drogas que sustituyan los efectos de la droga adictiva pero cuya dósis se pueda controlar e ir gradualmente reduciendo.
Para el caso de alcoholismo el síndrome de abstinencia se evidencia en síntomas como delirios, fatiga, sed, depresión, y hasta convulciones. El tratamiento además de lograr que el individuo acepte su problema se basa en el fortalecimiento de la voluntad y su inclusión en un programa de desintoxicación.
En realidad los efectos del síndrome de abstinencia suelen desencadenar efectos colaterales hasta el punto del intento de suicidio. A este nivel la Psicología aporta los protocolos de manejo de la ansiedad que genera la dependencia y en casos criticos puede llegar a que se establezca un equilibrio y suprimir los cuadros y etapas más dìficil del proceso de desintoxicación. Se han evidenciado casos tan extremo como la dependencia de los diabéticos a la insulina, también de pacientes con cáncer a la morfina, de igual forma los que fuman compulsivamente, y últimamente se han identificado casos con síndrome de abstinencia en adolescentes que han roto una relación emocional o sentimental.