jueves, 16 de agosto de 2012

LA EXTENSION DEL PLACER HASTA EL CANSANCIO








Es incómodo eso de que te anden tildando de cuarentona ninfomaníaca dispuesta a entregarse sin voluntad y cobrando con creces por el favor. Si te queda una poquitica dignidad dices "no, gracias no me apetece" y te vas y ya. Pero hay que aceptar una terrible verdad: no somos hijos de los orgasmos; es decir cuando fuímos concebidos nuestros padres quizá no estaban entregados del todo a la idea de tenernos, dígamoslo asi, el padre puso su semilla la madre pone la inconformidad. Y esto lo vine a pensar en cuanto conocí a un chico que tenía el potencial para hacer el amor durante horas seguidas si se quería; "eso es una enfermedad" le dije y le convide a hacerse revisar sus sagradas bolitas, no más de pensar en una experiencia como esa te deja lo más de cansada y además de creer que el sexo no da para tanto. Años después me entero que yo tenía razón y que el chico fue diagnosticado con una enfermedad de pérdida gradual de la sensibilidad en los músculos y ahora era un perfecto vegetal en una silla de ruedas. Pensé en lo triste que es ver que no hay felicidad completa y que un ratico no más puede ser el comiezo de una historia más perdurable.