La letra menuda también esta en los contratos nupciales, por eso hay que tener mucho cuidado a la hora de firmar. En definitiva el amor no lo contempla todo y en medio de la ilusión y el gusto vienen luego los golpes de pecho y las sensaciones de culpa y odio. Dentro del matrimonio católico existe una previa preparación para el acto matrimonial pero el contrato supuestamente es con Dios como testigo, a la par al testigo mencionado para la separación no se lo consigue y toca prescindir de todo acto. Es así como en consulta a una eminencia en matrimonios católicos dijo someramente que solo opera la separación de cuerpos, de todas formas en el cielo las supuestas almas siguen juntas; por falta de interés ó tiempo eres tú la responsable de entender a qué te obligas al extremo de que solo hay una salida: la muerte. Pero basta de sumisión y algo que se parece al fetichismo porque se esta aguantando lo más, los hombres huyen al compromiso y se salvan diciendo de la importancia que es aportarle a la relación la parte económica, por encima de todo sentimiento. Ya es mucho lo que se expone al ir al altar, asi que luego de bien pensado el matrimonio según mi criterio es asunto de la realeza ó de la torpeza.
P.D. Aún estoy agradecida con aquel ser maravilloso al que le propusé matrimonio y antes de huir se sonrío, hoy le digo que tenía razón en todo.