domingo, 12 de agosto de 2012

LA MALDICION DE SER HOMBRE






Es discreto descomplicado, confiado, y esta dispuesto a todo por defender la belleza, miento: por defender lo que es suyo y le cree pertenecer; el hombre es un saco de testosterona, dispuesto al rito de la seducción para ganar el premio mayor: conquistar los lados profundos de la hembra ó el mismo hombre o no sé. A todo esto se le agrega que felizmente puede subsistir soltero sin compromiso y sin los embelecos de la tradición que te somete y aplaca y te fulmina a procrear, a figurar y a alcanzar el éxito. Pero la maldición del hombre subyace en la duda sobre donde al fin pondrá su músculo más potencial y funcional, se le hace sugerente las curvas, las intenciones y la pícardía aunque el carácter no importe para nada, él esta dispuesto a la faena de tolerar el mal genio, la indecisión, el orgullo, y ante todo la dependencia. La meta es hallar esa sombra que todos mencionan como su media naranja, su costilla, su aderezo, su entre pierna, su elixir mágico, su bote de tinta, su par, su incondicional, su fiera, su alianza, su consentida, su complemento; y eso al final de todo es lo que cuenta.