viernes, 11 de noviembre de 2011

ACAMPA EL HAMPA

Comité Experimental



Quién sabe quién llegará primero a la verdad, si el científico ó el literato. Lo que si es un hecho es que la oportunidad hace al ladrón, y todos queremos una oportunidad más. Postulantes a la vida, obra magistral de algún ser idómito largamos por esas calles donde encontramos gente corriente al natural, unos que piden otros que dan, y a las doce todos quieren comer y en la noche todos quieren irse a dormir con alguien, aunque sea con el paquetito de vicio en polvo ó herbal para que surta el sueño, se aplaque el hambre y el frío y el delirio de ser lo que se es.

El humo del café, el del cigarrillo, todo nos abandona, el ocioso, el vago, el oportunista, la vida es un juego y gana el que tiene más... Fue desde aquella vez que leí que empecé a pensar y tras procesar tanta verdad, comencé a escribir, y entonces escribia en la pieza de un hotel junto a una chica que me alquilaba su cuerpo, escribía en el viaje que me provocaba el olor químico de algún compuesto pegajoso, escribía mirando al cielo ó al suelo, cuando había luz ó fuego, cuando llovía, cuando alguien me miraba ó me anulaba de su vida, ¿sobre qué escribía? eso creo no importa... lo que vale es que la escritura me salvaba del asalto, del robo, de hacerle daño a alguien...

Escribiendo decifré el misterio que no había podido hallar en medio de las piernas de una mujer, ni en el olor vertiginoso de la droga ilícita, ni el perfume del cigarrillo... fue cuestión de subir a un bus y decir que aquel librito en mi mano había sido escrito por el mejor, por el más grandioso ser: Yo. Y entonces se me terminaban los ejemplares y los bolsillos para guardar la plata y me iba corriéndo a decirle a el de la imprenta que imprimiera cinco mil...

Los últimos libros los destiné para alimentar una hoguera, otros para comprarle un beso a una mujer de la calle... no sé la vida hace raros a veces pero para mí escribír es lo que cuenta.